sábado, 28 de mayo de 2016

Cármen Villalba... la tinta y la sangre...

Del otro lado de la reja está la realidad,
de este lado de la reja también está
la realidad; la única irreal es la reja...

Así, con Paco Urondo, se asoman las palabras de esta compañera imprescindible para la lucha...


Por Cármen Villalba.

El Estado burgués Paraguayo
La existencia del Estado no tiene carácter eterno, sino histórico, su objetivo no es conciliar a las clases enemigas, el Estado está para reprimir al pueblo si este quiere avanzar, si busca acabar con el causante de su miseria y esclavitud.
El pueblo en su sabio instinto de clase y su propia experiencia sabe que la condición para acabar con su dolor, su pena, su condición de paria, debe acabar con el causante de sus males, debe acabar con la dictadura del capital.
Se sabe también que sus décadas de luchas electorales y pacíficas no le llevan a ningún lado, solo prolongan su dolor y su sufrimiento; sabe también que de forma pacífica no podrá hacer frente a sus verdugos que no tienen pudor para desplegar su intensidad criminal y no duda en buscar ahogar en sangre al esclavo sublevado.
El Estado dice Engels, resumiendo su análisis histórico, no es en modo alguno, un poder impuesto desde fuera de la sociedad, ni es tampoco la realidad de la idea moral, la imagen y la realidad de la razón como afirma Hegel.
El Estado es, más bien, un producto de la sociedad al llegar a una determinada fase de desarrollo, es la confesión de que esta sociedad se ha enredado consigo misma en una contradicción insoluble.
Percibir la función del Estado como órgano conciliador situado por encima de las clases, es caer en un idealismo pequeño burgués. Muy a menudo la pseudo izquierda paraguaya cae en un oportunismo insalvable al decir que la militarización de la zona norte usando como excusa la de perseguir al Ejército del Pueblo Paraguayo, en realidad persigue y criminaliza la lucha popular campesina.
Si uno observa sin anteojeras lo que viene sucediendo en la zona norte, es que la militarización de la zona insurgente es para perseguir implacablemente a ese sector del campesino que se alzó en armas, ese sector se cansó de mendigar a las instituciones burguesas para recibir siempre promesas y engaños. Un sector que se cansó de los dirigentes que predican la sumisión, la claudicación y la derrota. Esa dirigencia domesticada y corrompida por la oligarquía paraguaya y los gobiernos de turno, presenta al pueblo como incapaz de enfrentar al ejército burgués bien alimentado y bien armado con un presupuesto y recursos inagotables, pero en verdad lo que la dirigencia cobarde y claudicante quiere reflejar en el pueblo es su propio estrés y cobardía. La incapacidad de ver que el pueblo quiere avanzar más y no quedarse con el estrecho margen que impone la burguesía.
El pueblo no quiere conciliar con sus enemigos de clase, ha agotado su paciencia con la eterna espera de mejor condición de vida que según estos depende de la buena voluntad del gobernante de turno. Si el Estado burgués, órgano natural de organización de la violencia, para proteger los espurios intereses de una minoría de parásitos anquilosados en el cuerpo del pueblo.
La burguesía paraguaya y el Estado burgués, ajustó su ley de seguridad interna desplegando a militares en zonas guerrilleras porque siente que ese sector del pueblo ha tomado conciencia y confianza de que es capaz de tomar su destino en propias manos y busca cortar ese cuerpo social anquilosado por estos parásitos.
La burguesía paraguaya se siente amenazada y dice que debe restaurar el orden y “pacificar” la zona.
La pseudo izquierda pretende culpar al EPP del carácter criminal del gobierno, que según estos, provocados por el EPP, persigue y criminaliza la lucha popular. La burguesía paraguaya no necesita provocación para perseguir, reprimir y asesinar al pueblo pobre, siempre lo hizo, es más, ahora muy por el contrario, cuida y mide su intensidad criminal contra el pueblo desarmado de la zona norte, busca ganarse llevando asistencia en salud, educación, arreglo de rutas, implementos agrícolas (hasta los campesinos sin conciencia política pueden sentir y ver que nunca antes como ahora y en ningún otro lugar que no sea el norte, siendo que la pobreza extrema es en todo el país, el Estado busca amansar con concesiones y migajas al campesino rebelde, busca alejar al pueblo de la guerrilla construyendo hasta viviendas, hoy en zona norteña) nunca antes sucedió, sino solo después de la aparición del EPP.

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